jueves, 3 de julio de 2014

El loco. Eloisa Guerra. 2012.

El loco Mayo- Septiembre 2012 El loco Yo soy el loco. Hui desgarrándome la piel una mañana de verano. Anduve vagando y un hada enjugó mi llanto. Compartí con niños una ronda y, entre bromas, enganchamos gusanos por el trasero. La bruja cautiva no pudo horrorizarme, aunque así lo quiso. La miré de frente. No pudo horrorizarme. En medio de mi vía crucis, dulces almas me acunaron y me sostuvieron por un instante, haciéndome descansar. El amor me llamó después de largo tiempo y forniqué, con las manos suaves, con aves sobre mi pecho. En vano fueron los ceños fruncidos, las advertencias y las amenazas. ¡Amé! ¡Dios lo quiso así! Y después del amor, la sangría que quizá, me deje más sano. El dolor mana por los cuatro costados. Cuerpo torturado, mente lacerada. Estoy impaciente por el futuro, pero ya no me siento joven. Ahora, al entrar a las tiendas, me llaman “señor”, y yo, comprendo tristemente que he envejecido. A lo mejor tengo la mitad de la vida en el bolsillo. A lo mejor falta poco para morir y por fin, descansar. No hacer absolutamente nada. ¿Es importante seguir con vida? ¿Quién puede decirlo? Me fatiga pensar. Dejemos al tiempo hablar. Final Este amor me dejó maltrecho. La tortura acabó con la ternura Una noche de verano. ¡Cuánto la amé! Es cierto. Juntos enfrentamos el circo de la vida Que se oponía frenéticamente a nuestra felicidad. Pudimos, en oscuros rincones de miseria y soledad, Construir un hogar, una llama, un refugio, Que nos hizo más tristes y más débiles, Porque la vida desgarra, y la decepción, acecha. La pobreza nos dio con un garrote Y Dios nos regaló una hijita adoptiva Que, a veces, no comía, pero siempre estaba feliz. Ahora ya estamos lejos, el amor se disipó. Queda una vieja nostalgia, lágrimas en las canciones, Y esta sensación de que la vida no tiene sentido. Panorama Esta soledad, esta incertidumbre, Perderlo todo; reconstruirse. ¿Qué es esta pereza, esta desidia? La vida no vale la pena, debo decirlo. Cada mañana, me siento como Sísifo, Y juro que no puedo imaginármelo feliz. ¿Qué es este odio, esta frustración? “Todo va a cambiar” o “Nada va a cambiar” ¿Importa realmente? Estoy viejo y aún soy joven. No hay éxito, no hay dinero, no hay trabajo. Es un año difícil y afuera se prepara un golpe. Los pobres se amontonan en las calles pidiendo comida, Una moneda, un poco de atención. Qué ciudad sorda, qué país triste. Y yo, vagando con mi pena, Quisiera gritar que te odio y que necesito a Dios Y que necesito a mi madre y no la tengo. Quisiera gritarles a todos en la cara que estoy harto, Que no me banco más nada de la vida y que encima, Sé lo peor: falta mucho más. En un silencio de tumba, me voy a dormir. Veo estrellas en el ventilador de techo. Llanto La tristeza de mi miseria me la devuelve Cada mirada de un perro abandonado. Sentado, vi cómo la vida se diluía. Tengo que empezar a correr Si no quiero que otros 20 años me dejen a pie. Correr y correr, el mañana dirá. No quiero este presente No quiero esta vida para mí No quiero llorar y suplicar por lo que vendrá No quiero salvataje cósmico Sólo un poco de sosiego para mi alma herida. En cada perro abandonado Veo un futuro abortado Acercándose al borde de la vereda, Mirando con desesperación el horizonte, Siguiendo a quien le dé un poco de amor Bajando la cabeza, esperando Más dardos de la vida. No es la vida que queremos No es la vida que debemos vivir. Liberación, amor, alegría ¿Quién nos dará una poca? Saco unos libros, los releo, Estudio. Sin embargo, casi no hay nada. Quiero morir. Infancia Es probable que haya un homicidio. Todos buscamos, buscamos el olvido. Cosas dolorosas que se nos clavan Como dagas. Esa mirada, lo Que dijiste, la manera en que Te movés. Me duele. Cuando era un niño, andaba En mi bicicleta y subía la Rampa del patio de mi abuela. Eso era cosa buena. Después los dibujitos, el cacao Y el pan, que lo llenaba todo. El pan era amor. Mi padre no estaba, pero Había un viejo loco que velaba por mí. Me llevaba a la sede a tomar una Coca, Y ahí estábamos, en silencio, Conectándonos en el silencio. Estaba orgulloso de mí, Y yo de él. Su abrazo era Infinito y cobijaba todo mi Vacío. Me regalaba el Billiken Haciendo un acto de magia. Cuando llegaba el día del padre, Ese día tan cruel e idiota Para los que no tenemos uno, Él lloraba, emocionado, Y mi abuela lo retaba. En invierno se deprimía y usaba un Saco gris porque tenía mucho frío. Me pregunto cuánto tuvo que Sufrir para darse cuenta de que La vida no es un paseo Por el parque. Fue obrero, Y otros trabajadores llegaron, Pero ninguno con la luz que Salía de sus venas. Ninguno Con su sangre, ni con su magia, Ni con sus manos gruesas, De las que salían virutas de acero. Manos coloradas, de fosforito, De luchador impenitente y Vulnerable frente a los designios del destino. México DF La vez que visitamos México Una prostituta se nos acercó. Miró dentro del auto. Nos vio Perdidos. -Sigan 30 kilómetros Más y luego doblen a la derecha. Verán los carteles-. Parecía Desvencijada, con sus labios Rojos, sus tacones gastados Y un vestido floreado, Barato y bonito. La Invitamos a subir. -Gracias, Tengo mucho trabajo-. Quedó Atrás, y su vestido flameaba A favor del viento. Al mirar Por el espejo retrovisor, ya no la vi. Y apareció el cartel. Era verde, Creo, como los de las rutas De acá. México DF. Nunca Vi tanto salvajismo, era Una ciudad ajena. Probamos El peyote y la mescalina Y nada nos supo mejor Que ese beso que nos dimos Al bajar por la escalera Mecánica del hotel. Las Drogas no son la gran cosa, Debo decirlo y, además, Una pérdida de tiempo. Grunge is dead. Punk is dead. My mind is dead. ¡Your legs are dead! No puedo ver nada, más Que un desierto lleno de cactus, Muchas espinas. Algunas son Flores, pero no duran mucho. Te extraño y quiero estar con vos. La roca se clava en mi rostro Una y otra vez; ¿no aprenderé jamás? ¿Seré feliz algún día? Quiero creer que sí, de lo Contrario, me descerrajaría un tiro, O me cortaría las venas en agua Caliente, o prepararía la soga En alguna viga. Tengo miedo De fallar. Te quiero y no Puedo hacer nada. Te quiero Y estás tan lejos. Pero no nos pongamos Sentimentales. No a esta altura Del partido, en que yo soy un Puto viejo y vos, vos la Maraña que encierra mi vida. El fumadero Andy y Hank se conocieron en Un fumadero de opio. En una Litera del primer piso, habían Asesinado a un tipo. Parece que Un inválido, de profesión mendigo, Lo había acuchillado y tirado por La ventana al río. El cuerpo Jamás fue visto, sí una chaqueta Con los bolsillos llenos de monedas. Por eso se acusó al mendigo. -¿Sabes?- decía Hank adormilado. -Deberíamos dar un gran golpe, y Dejar de ser pobres. -Yo no soy pobre- respondía Andy. -Sólo debo dejar esta porquería. Cuando esté limpio, todo cambiará. -¿Lo crees? ¿Aun amas a tu esposa? ¿Aun te estremeces cuando la Ves desnuda? ¿Piensas que Ella, barajando de nuevo, te Elegiría a ti? -Eres complicado Hank. Mi esposa Y yo tenemos un trato: yo no La miro y ella me deja en paz. Eso es todo. Ya no hay pasión, Ya no hay risas, todo está ajado. -A eso me refiero. -No es un impedimento para que Sigamos juntos. Nos queremos así. -¿Pero crees que eso es amor? -Hank, algún día entenderás Que, en asuntos amorosos, la Costumbre siempre gana. La Rutina, el hastío, se lo van Devorando todo. Yo ya tengo Mi bigote amarillo y ella, En las piernas, venas Gruesas como cordones. Es la vida. -¿Crees que no hay nada mejor? -No creo en el futuro. Sólo En un aluvión de días frustrados Que me llevan a otra porción De láudano. Y agradezco a Dios por el láudano, la pipa Y este fumadero. Sin el chino De la puerta, el mundo sería aun Más triste. Extraño mi juventud, Aunque no fue la gran cosa. -Yo también extraño. Quizá el Mes que viene vuelva a Irlanda. Y ya sabes, puedes estar media Hora en el cielo, antes de que El diablo sepa que estás muerto. -El diablo nuca sabrá todo lo Que sabe Dios. Ve a Irlanda. Búscate una mujer. Sé feliz. Deja el opio y vuelve. Convénceme De que la vida vale la pena. Quizá me afeite y haga operar A Annette de las piernas. -Tienes razón. -Claro que la tengo. Y diciendo esto, cayeron en un Pesado sueño, con los hombros Encorvados y la barbilla Sobre el pecho. Un montón De frazadas se removieron En la cama de al lado. Tintinearon monedas, Brilló la hoja de una navaja. Dark Laughter Amarga risa sobre los campos. El viejo, pasado de alcohol, Se mecía en su hamaca y Miraba el atardecer. Más temprano, había pasado Las manos sobre las flores y Había sentido una porción de vida entre Sus dedos, que le quedaron Temblando. -Será por el esfuerzo. Recordó que a la mañana había Desayunado con whisky y Unos huevos. -Ya no hay nada Por lo que morir- se dijo. El sol iba bajando entre Dorado y oscuro, algunas nubes Se avecinaban. -Lloverá. Y Esta vida me ha pasado sin Vivirla. Sin comprenderla, Sin asirla. ¡Cómo me arrepiento! ¡Salvajes bosques, brisas sureñas, Tempestades y nieves, vengan Por mí! ¡Cobíjenme en el Huerto! ¡Oh, Señor! ¡Ten piedad de mi Triste alma! El perro soñaba y de vez en Cuando, rasgaba el aire con Las uñas y refunfuñaba. Cuando finalmente llegó La noche, el viejo se limpió Una lágrima que le llegaba Al mentón. Libertad -¡Quiero ser libre!- gritó El loco. -¡Quiero ser libre!- Repitió el eco. Frente a esos Cerros pensó en su mujer Y en su cuerpo delgado; En lo lejos que estaba. -¡Te amo!- gritó el loco. -¡Te amo!- repitió el eco. -Esa mujer se llevó mi Savia, estoy como muerto. Cada día es un suplicio Desde que se fue. -¡Quiero verte!- gritó El loco. -¡Quiero verte!- Repitió el eco. -Se llevó mi sueño, un Hijo, mirábamos ropa De bebé y volábamos. No soporto ver a los Niños, es como echar Sal en la herida. ¡Y El mundo está tan lleno De niños! Nunca lo había Notado. Con sus pequeñas Piernas saltando y Corriendo, al lado de Sus padres, que van Siempre apurados, Mirando el camino Y pensando en otra cosa, Mientras ellos hablan, Con esas vocecitas que Parecen llenarlo todo. -¡Ternura!- gritó el loco. -¡Baña mis pies! ¡Hazme De nuevo! -¡Hazme de Nuevo!- repitió el eco. -Permite que vuelva a Amar, permite que me Limpie de tanto odio, De tanta venganza, de Tanto resentimiento. Dame La dicha, dame la paz, Dame todo lo que soñé, Sospeché, pensé. Dame la Calma de sentirme bueno Otra vez. -¡Vida!- gritó el Loco de rodillas. -Dame Otra oportunidad. Vivir Sólo vivo para que esta locura se termine. A veces pienso que no se puede seguir de esta manera. Muchos días se acumulan, uno igual al otro. No tengo esperanza. No tengo fe. Ya no puedo creer. Y eso, me hunde más y más. Siento que hasta el Cielo se burla de mi suerte. Siento que hasta Dios me traicionó. Yo sigo con mi Bukowski y con mi Burroughs, y no los dejo. Estoy vencido: sólo un horizonte de podredumbre. Soy muy infeliz; casi como el hombre que perdió el Paraíso, casi como Caín o como Job, como con una marca sobre mi frente. Extraño el amor y esa sensación, el olor de su piel. ¡Esa mujer! Fue mi esperanza, fue mi fe, mi fuerza, mi amiga, mi amante, Todos los lugares donde fuimos felices, no soporto pasar por allí. Algo me desgarra por dentro y estoy tan confundido. El más asqueroso machismo, Lo denigrante, la humillación. Me duele hablar de mí. Nunca imaginé que me pasaría esto.

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