jueves, 3 de julio de 2014

La casa de mi abuela. Eloisa Guerra. 2012.

La casa de mi abuela Noviembre-Diciembre 2012 I Robé una noche, el fuego de los dioses. Dormían, no fue difícil. Mas lo que supuse picardía, Me llevó al suplicio De la carne descarnada, De la ceguera a plena luz del día, De la intemperie, De la soledad más deshumana. Me hice amiga de los animales, De las flores y de los árboles. Ellos comprendieron mejor que nadie Esas lágrimas de ausencia y de abandono. Ellos comprendieron los sueños y los delirios, Y las risas ahogadas en medio de la siesta. Me arrebolé con el viento; Volaban colibríes. II El patio de mi abuela. Febrero de 2012. III Piquito devora una rosa china. La veo comer lento, Con su boquita, que, justamente, Tiene forma de pico. Está tranquila ahora. Rabito, hace unos días, Me regaló una caricia. Pensé que me iba a morder, Y sin embargo, dejé la mano. Confían en mí. El amor dio sus frutos. IV Pusimos una goma espuma Alrededor del roble Y alrededor de la retama. La apretamos con una tira de tela. Las hormigas se estaban Comiendo todo. -¡Hormigas de mierda!- sentenció la abuela. Siempre las puteaba. V Felipe se revolcó en caca de gato. Lo limpiamos, y después de almorzar, La abuela lo bañó. Le había dicho: -¡Chancho de mierda! ¡No te quiero más! Al rato, se amigaron. Durante la siesta, Escribí un poco. También quise dormir Pero no pude. A la hora de los mates, Hablamos de las vacaciones, Qué haríamos. También del país Y de los saqueos. No nos pusimos de acuerdo. VI En el fondo del patio, Está el taller del abuelo. Hace doce años que no se usa Más que para guardar cosas. Cada vez que entro, Me siento triste. Está su torno, lleno de Telas de araña, La mesita sobre La que yo lavaba Piezas con nafta, Cuando jugaba A que ayudaba. Hay unos dibujos, De mi madre y míos, A medio camino Entre la pared Y el piso. Cuando el viejo trabajaba Sobre el torno, a veces Levantaba la cabeza, y Si estaba de mal humor, Era mejor que te fueras. Otras veces te invitaba A quedarte, con una Sonrisa, pero yo Me aburría rápido. Lo que más me gustaba Era llenarme de grasa Las manos y lavarme Con nafta y secarme en el trapo. Ya en el baño de la casa, Había que hacer un Segundo lavado, con Cepillo, jabón y agua. La abuela ya había Llamado a comer y Teníamos que sentarnos. Veíamos el noticiero, Con puré, sopa, Puchero y vino con soda. -Tiene que tomar un poco. Le hace bien- decía el abuelo. Era verano. Por suerte, no tenía clases. La reglamentaria siesta, La bicicleta, Y el cacao con dibujitos. VII Ahora, estudio para el ingreso. El viento despeina las hojas de los libros. En el patiecito rojo se está delicioso, Salvo por los mosquitos. Una rama de estampilla se abraza a mis piernas. Sobre la mesa, hay un pimiento pequeño en Una maceta de barro, y unas hojas de lechuga En una lata y en un frasco de telgopor. VIII -¿Cuándo podremos comer el apio?- le pregunto a mi abuela. -Se pueden sacar unas ramas para la ensalada de esta noche. Las arranca y me las pasa. Después me olvido, y sigo con mis cosas. Por la noche, junto a las lentejas y el tomate, Está el apio, lavado y listo para ser comido. Es verde oscuro y fibroso; con grandes hojas en forma de estrella. IX Hoy fuimos a misa con la abuela. Me gustó el sermón, pero el cura Me pareció tibio. No es como el cura Larroca. Él golpeaba el púlpito con el puño Cuando estaba enojado. Y abrazó a mi primo, una mañana, Cuando hizo la comunión sin ir Al catecismo. Yo lo había Ayudado a aprender oraciones, mi Primo era grande; Larroca lo Confesó y lo dejó comulgar. Volvimos caminando. Le pregunté a mi abuela Si le dolía el dedo del pie. Me dijo que no. X Concluí que en la iglesia No se puede rezar. Hay mucha gente. El momento de comunión Con Dios, se da en la soledad. Recé con el pensamiento Para que todo cambie. XI El taller del abuelo. Febrero de 2012. XII La vida es un viaje para contar. Viaje duro, difícil. ¿Qué vida no es un montón de dolor, Una mezcla de frustraciones y alegrías, Decepciones y amores, no siempre felices? Todo este dolor en la garganta, Que explota, por Dios, ¿Hasta cuándo? XIII Verano psicodélico I. Febrero de 2012. XIV La amarga soledad. ¿Adónde quedó tu Dios? ¿A dónde estaba Dios Cuando tantas cosas pasaban? Mataron a los judíos Mataron a los armenios Mataron amigo Mataron Quizá sea cierto Que es un facho Quizá sea cierto Que te deja libre Y vos te caés XV Canciones me sostuvieron, Después del naufragio. Canciones me quedaron, Después de las lágrimas. Canciones sonaron, Cuando me arrastraba por el fango. Canciones, Decidieron mi destino. Canciones, Fueron mi felicidad, Mi consuelo, Mi red, Mi tabla de salvación. Mi banda sonora. ¡Canciones! Me siento bendecida. XVI Verano psicodélico I. Febrero de 2012. XVII Hay viejos amigos en el pueblo. Los fui a visitar y me sentí mejor. Todos con un par de problemas; Nuestras vidas. También nos reímos Y tomamos mates. XVIII Tengo una cinta, Que a nadie mostré. Son unas cancioncitas, De mucho furor, Cuyas letras, Me causan escalofríos. Me había olvidado, Ayer las resucité, Y me acordé De tantas cosas. El amor, El odio, La soledad. La bronca. Parece que, de a poco, Vuelvo a pensar en mí. XIX Pienso mucho en la historia ésa, De venderse, De no venderse. Estoy quebrada Económicamente: Eso es lo único que sé. No voy a escribir una Basura comercial; Tampoco lamer trastes Es aconsejable. La mano que te da de comer No es mordida. Es sólo que, a veces, Te pega una cachetada. Que no espere que nos Quedemos en el molde. XX ¿Marcharán las cosas, Sólo con fuerza y Prepotencia de trabajo? Pues, no lo sé. También, dicen, hace Falta una poca de suerte. ES MI VIDA. ¿Qué más puedo decir?

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